Te pensé. Te vi. Te soñé.
Me emocioné. Me alegré. Me ilusioné.
Me perdí. Volvemos a lo mismo.
Empecé a verte donde no estabas.
A escucharte en el silencio.
Hasta olerte.
Y apareciste.
Exactamente como te recordaba.
Alegre, pero serio.
Elegante.
Con el mismo perfume que tanto adoraba.
Que tanto buscaba...
Te acercaste.
Me abrazaste tan fuerte, como si éramos los únicos sobrevividos en el mundo.
Sonreíste, y fue como si hubiera salido el sol.
Mi alma sonrió contigo.
Pero desperté y tú desapareciste.
Ya no estabas.
Solo era un sueño.
Y fue tan real.
Como si viviera en ese momento.
Como si de verdad estuvieras...
¡Mierda!
Descargo de responsabilidad:
No todo en mis escritos es una historia real porque el drama comienza donde termina la lógica. ☺
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