Desde este momento…

Desde este momento, esa fue nuestra canción.

La que se suponía que sonaría en nuestro primer baile de bodas.

Cada vez que la escuchaba, se me llenaban los ojos de lágrimas.

Lágrimas de felicidad. Lágrimas de amor. Lágrimas de esperanza.

¿Y ahora?

Lágrimas de tristeza. De pérdida. Del silencio que permaneció entre nosotros.

Qué rápido cambió el significado de “desde este momento”…

Qué rápido pasamos de “casi marido y mujer” a ser desconocidos.

Tú - un desconocido que conozco mejor que yo.

Cuyo aroma reconozco a kilómetros de distancia.

Cuya forma puedo dibujar incluso con los ojos vendados.

Un desconocido que una vez fue mi hogar.

La vida, desde este momento, continúa.

Pero ya no es nuestra.

Ahora comienza la mía. Comienza la tuya.

“Nuestra” ya no existe.

Desde este momento, eres “el único”.

Pero no a quién tomaré de la mano hasta que seamos viejos.

Si no quién me enseñó la lección de vida más importante.

Y sí, hay verdad en la canción…

Desde este momento, mientras viva, te amaré.

O quizás no tanto.

Pero sin duda seguirás siendo mi herida más profunda.

El amor más sincero y puro.

El más dulce “buenos días”, el más cálido “buenas noches”.

Seguiré adelante desde este momento… Pero nunca completamente sin ti en mi corazón.

Descargo de responsabilidad:

Las historias están sazonadas con mucho dramatismo, y los personajes son ficticios, porque el drama comienza cuando termina la lógica. ☺